Todo envejece. El tiempo lo
devora todo y con ello la paz interior
cambia la armonía, deshace la
sonrisa y alimenta ideas extrañas
que nunca estuvieron en la
libreta de apuntes.
Horas tras horas, días tras días
todo se desliza hacia la desaparición.
Para entonces ya nos habíamos ido.
Lázaro.