Luminosos amaneceres
que bañáis en luz la alameda,
dejad que mi alma vuele al cielo
libre en pos de la última estrella,
que acaricie el intenso azul
de la más elevada esfera
para lavar en su cobalto
mis alegrías y mis penas.
Dejad que mi alma vuele al cielo,
entre la claridad más bella,
para besar en lo más alto
el azul puro de mi tierra.
Luminosos amaneceres
que bañáis de azul la alameda,
dejad que mis sueños se llenen
de vuestra luz brillante e intensa.