Insondable misterio son sus ojos
y los lleva velados de amargura,
yo quisiera besarlos, y de hinojos
entregarles mi amor con gran ternura.
Los contemplo: Parecen bellos lagos
muy cubiertos por gélidos inviernos,
sus pupilas reflejan los estragos
de dolores inmensos y eternos.
Es Julieta; tan triste tan doliente
por tragedia fatal de despedida,
del amor que le diera dulcemente
ilusiones de dicha sin medida.
Del pasado su sombra no separa
y sus iris se miran pesarosas,
grandes lágrimas ruedan por su cara
como débiles pétalos de rosas.
Su mañana lo mira tan sombrío
cual lo viera la bella Margarita,
sus camelias carecen de rocío
y esperanza se encuentra ya marchita.
¡Ella sueña tan solo con la gloria
de volver a sentir el dulce instante,
del momento grabado en su memoria
cuando llena de amor se dio constante!
Autor: Aníbal Rodríguez.