Mirar las gotas caer por mi ventana,
ver como se desplazan por el cristal
compitiendo en una carrera que solo ellas conocen
sin saber,
que la meta, su ansiada meta,
será el fin de su existencia.
Será que después de tanto tiempo
sin poder oír ni mirar nada
me he acostumbrado a solo sentir,
con los nervios a flor de piel,
con los sentimientos quemándola
y los pensamientos ahogándola.
Será que después de tantas sombras,
la boca del lobo se siente como en casa.
Con sus dientes como alfiles
esperando, pacientes
avanzar y alzar su arma.
Mirar las gotas llorar en mi ventana
sufriendo y lamentándose
por el precipitado fin de su existencia,
preguntándose que hubiera sido
si la llave cerrada se quedaba
y la ventana sin una gota de agua
limpia estaba.