Es la tarde gris y triste.
Viste el mar de terciopelo
y el cielo profundo viste
de duelo.
Ruben Darío
Ha pasado ya un año de lamentos;
el horror desmedido se respira
en mi pueblo; que yace sin alientos
escuchando tan solo ruin mentira;
enredada en dolidos pensamientos
hondamente la fe, valor transpira;
corazones enhiestos, con templanza,
con coraje mantienen la esperanza.
Patria grande que gime bajo el yugo
del tirano que impone su cadena,
cuyos actos terribles de verdugo
la anhelada justicia le cercena,
mientras sueña comiendo vil mendrugo,
nuestra gente soporta su condena;
destrozada por balas de metralla
nunca rompen del alma su muralla.
En la lucha tenaz por los derechos
el temor a morir quedó perdido,
los anhelos, de amor se encuentran hechos,
conservando ideal de luz prendido;
es vigor la coraza en nuestros pechos
y jamás el dolor nos ha vencido:
¡Descendemos de sangre nagrandana
cuyas almas repican cual campana!