“En la Estación”
Después de veinte minutos de esperar el tren en alguna estación me encontré caminando en círculos alrededor de una luz cual perrito amarrado, había perdido la orientación meditando serenamente sobre los lugares y las personas que emanan paz, ya no sabía en qué dirección debía ir, no obstante siempre algún transeúnte tiene la amabilidad de responder a la pregunta de en qué dirección debemos ir, por lo que continúe en mi trascendental pensamiento, me sorprendí haciendo una lista de esos lugares y personas. Imposible imaginar la disparidad entre estos, desde una laguna a 300 km de Buenos Aires a una sala silenciosa de alguna biblioteca, desde el académico al taxista de aquella tarde. La conclusión de aquella noche es simple:
Es esa la clase de personas y lugares que quiero para mi vida o lo que reste de ella.
La vida de la que me escapé y quiero recuperar sin perder mi espiritualidad