Somos
como tres puntos
suspensivos
después
de hacer del verbo,
sustantivo.
Somos
el silencio conjugado
después de hacer
del pretérito,
imperfecto.
Hoy nos embriagamos
del río del olvido,
que ríspido lastra
y melódico arrastra
el amor cedido.
Nuestra despedida
es la tumba
que sepultó al azar
que nos unió.
Nuestro epitafio,
la saeta puntiaguda
que surcó el adiós.