Rafael Miranda

Transiciones

 

Me gusta hacerle al cielo inalcanzable,

cuando se me distrae embelleciéndose

con sus nubes y del viento cantándose

la eterna melodía indescifrable,

 

caricias con la mirada papable;

y amante las acoge sonrojándose

y de fuego ausente, hambriento llenándose

sus mejillas de ángel inenarrable.

 

Entonces, cubre de elegante noche

su cuerpo de estrellas: ¡luna creciente

su sonrisa es; y un agujero negro

 

su boca que me devora! ¡Un derroche

de versos nos hace nacer: ardiente

amanecer y quien ve en llamas lo íntegro!