Viernes Santo
“Una cruz,
siete palabras,
una crucifixión,
y una sola pasión,
a la hora nona,
a la novena hora,
murió el hijo de Dios,
un dolor,
un tormento,
una promesa,
y un final glorificante…”.
¡Oh, Efigie del Cristo!
Y gritas en una cruz,
donde tienes tus más fieles reposos,
tu cuerpo fértil de sufrimientos,
fecundo de cielos fríos,
inmóvil de deseos,
y del Cristo con dolor,
aquello, una de las siete palabras,
donde se consumó Tu obra,
la perfección de Dios,
y la voluntad del Padre,
y murió el hijo del hombre,
para dejar escrito,
y en historia su segunda venida,
¡oh, efigie del Cristo!,
porque grato es el momento,
en que se gana un comienzo y un final,
cuando se excede de dolores,
cuando a la muerte se le da batalla,
y se le gana,
al resucitar…