VEN A MÍ
Ven a mí, regresa a mí, lucero del firmamento.
Eres la luz matutina que ilumina mi ventana;
alondra que con sus trinos me arrulla por la mañana,
y en el ocaso se pierde acarreada por el viento.
Concédeme acariciarte todas las noches serenas,
que los sigilos campestres sean el más fiel testigo
que tu recuerdo y amor siempre han estado conmigo.
Te lo imploro ¡Ven a mí, alivia mis hondas penas!
Sin ti he cruzado éste llano, carente de manantiales,
dónde el sol de la tristeza consume mis energías.
Y mi alma tenue se extingue, víctima de la sequía.
¡Vuelve a mí, agua bendita en lloviznas celestiales!
Ven a mí, y sé mi abrigo, todas las noches de frío,
el frío propio de una alma, alma que ha sido herida.
Vuelve a mi lado te ruego, tuya ha sido y es mi vida.
¡Ven a colmarme de dicha, ven te lo ruego amor mío!
Rigoberto Montoya
Poeta Olanchano
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