Jesús, hoy quieres lavar mis pies,
pies descalzos, llenos de polvo,
Sudorosos y heridos de tanto caminar,
Sucios y malolientes de egoísmo.
Cómo puedo permitirlo Señor?
Cómo puedes siquiera tocarlos?
Te quitaste el manto de tu divinidad
y te hiciste siervo humilde ante mí.
ante mí, que no valgo nada,
Cómo puedes Tú lavarme los pies?
Con la toalla ceñida en la cintura
Secaste para siempre mi maldad.
Hoy ésto, no lo entiendes, dijiste
Pero así formarás parte en mí.
Señor, lava entonces no sólo los pies
lava todo lo que de Tí me alejó.
Convierte estos pies por tí ungidos,
en ligeros y dispuestos a Contigo caminar,
pies que avancen, que guíen
y acompañen a quien se queda en el camino.
Me descalzo ante Tí mi señor,
para experimentar tu amor extremo,
Jesús, hoy me dejo lavar los pies
y con ello formaré parte contigo.