La distancia no existe cuando se ama,
el tiempo pasa más despacio,
los pensamientos se acercan y eso lo sabes bien.
La distancia nos une,
porque nos unen los sentimientos,
los recuerdos de lo vivido
y la promesa de un día volver.
La distancia no es nuestra enemiga,
es nuestra cómplice que nos une,
que nos mantiene atentos a ver el cielo,
oler las flores y a las tardes anochecer.
El tiempo y la distancia están de nuestro lado,
arañan nuestros sueños,
se meten entre los ojos, entre los dedos
y nos ayudan a respirar.
A mantenernos despiertos de madrugada
en espera de una señal,
de una llamada y poder oír el timbre de su voz.
Es el amor el que logra eso:
que la distancia no cuente,
que el tiempo no pase y a esa promesa alimentar.
© Armando Cano.