Luna trágica,
mórbidamente
blanca,
celestial,
secreta...
Sondeo en esta húmeda
noche
una lluvia que te oculta
y que ciega
los cristales sucios
y empañados
de mi ventana
entreabierta.
Indescifrable Providencia,
ruego a los dioses olvidados
eres, Luna trágica.
Testigo de mis fantasmas,
agrietados por el sueño...
Añoranza de las remotas
playas de oro,
que no me pertenecen,
que nunca fueron mías...
Añoranza endiablada,
del titilar de las puras estrellas
del Cielo anterior a las Doctrinas.
A pesar de las heridas
de mi alma derrotada
llegaré, tercamente,
herida y jadeante,
Luna Trágica,
más allá de mis Fronteras....
Patricia Aznar Laffont