Francisco C.

CARTA DE DESPEDIDA II

Y aún hoy sí la veo, sí acaso la veo, me ahogaría en lo profundo de sus ojos,
y me perdería en el mapa de sus lunares.
Con un ósculo cumpliría la promesa que algún día nos hicimos
y que el viento se llevo sin preguntarnos.

Sí hoy acariciara los pétalos marchitos de la flor que se pierde en su piel,
caerían como hojas en otoño, tristes y sin rumbo,
con apenas un poco de vida pero ya sin esperanza de volver a nacer.

Sí por mi herida que aún sangra se derrama otra letra o quizá algún verso
te pido lo recojas y lo abraces pues;
será la última gota de sangre que brote de mi cuerpo
y será ese el recuerdo que tendrás de mí.