Me melancolizo por las mañanas,
un grado de tristeza aparece
no como dolor, si no como una memoria
de los que estuvieron,
de los que abandonaron.
Me melancolizo por las tardes,
la matriarca impía corrompe todo;
los momentos alegres,
habita en los grandes momentos,
me recuerda quien soy
en los momentos bellos.
Me melancolizo por las noches,
el agraz y sutil toque de mis sábanas
te extrañan en soledad,
aunque el amor, odio se haya convertido,
aunque la vida sin ti haya desaparecido.
Me melancolizo por las mañanas
como un poema al amanecer,
mientras el día nace otra vez
yo permanezco en agonía,
susurrante entre nubes y luces,
carente de esencias, carente de amor.
Me melancolizo por las tardes,
cuando las mañanas describen recuerdos,
entre tu y yo, correspondidos,
sin prisa ni derechos, sin letras ni horarios,
solo ambos en una sola forma,
donde solo éramos uno...
Me melancolizo por las noches
donde el amor me hace odiar
el pasado que fui alguna vez,
enloquezco de rabia apesadumbrada,
solo nocturnias de lamentos y agonías
me dicen que debías estar aquí,
conmigo,
en mi cama,
por las mañanas,
tardes
y noches.