Sami Härkönen

El Melancólico

Me melancolizo por las mañanas,

un grado de tristeza aparece

no como dolor, si no como una memoria

de los que estuvieron,

de los que abandonaron.

Me melancolizo por las tardes,

la matriarca impía corrompe todo;

los momentos alegres,

habita en los grandes momentos,

me recuerda quien soy

en los momentos bellos.

Me melancolizo por las noches,

el agraz y sutil toque de mis sábanas

te extrañan en soledad,

aunque el amor, odio se haya convertido,

aunque la vida sin ti haya desaparecido.

Me melancolizo por las mañanas

como un poema al amanecer,

mientras el día nace otra vez

yo permanezco en agonía,

susurrante entre nubes y luces,

carente de esencias, carente de amor.

Me melancolizo por las tardes,

cuando las mañanas describen recuerdos,

entre tu y yo, correspondidos,

sin prisa ni derechos, sin letras ni horarios,

solo ambos en una sola forma,

donde solo éramos uno...

Me melancolizo por las noches

donde el amor me hace odiar

el pasado que fui alguna vez,

enloquezco de rabia apesadumbrada,

solo nocturnias de lamentos y agonías

me dicen que debías estar aquí,

conmigo,

en mi cama,

por las mañanas,

tardes

y noches.