Quién pudiera declararse enamorada,
diría mi conciencia y no la interpelo,
imagino que sus olvidos dirimen,
originan el recuerdo y lo duermen,
nociones de amor, cosquilleo sutil, respiración necia...
instantes en los que trepa el aliento a labios robados,
capturados por la estrofa que los nombra y los regresa
ignorando quien los lee y recluye sus ganas de clavar pupilas,
rellenar silencios, mancharse de tacto y seducción...
Si ella necesitara de ese cielo que se hace sonrisa y vuelve,
acaso una vuelta de página delataría el juego de bruces,
natural, en shock contra la marea de este tiempo encaprichado,
corrupto, desembargado de los torbellinos de aire
hospitalario, que la hizo feliz como Proust a Odette
en su pluma célebre por no nombrar su halo,
secuestraría a la poesía encerrada en la disputa!!!!!