ENTRE PERFUMES Y TRINOS
Primaveras en los ojos,
otoño en el corazón.
El invierno de las sombras,
en verano se tornó.
La luz se irisó de lunas,
Se fue retirando el Sol.
Y los sueños encontraron,
un apacible rincón.
Rimeros en el sendero,
de desiertos y cosechas.
Donde durmiendo la siesta,
se acurrucaba el gorrión.
Brillaba el pétalo al Sol,
en su perfecta belleza.
Canción de cuna en el vientre,
de la generosa tierra.
Donde la vida se ríe,
donde la vida solloza.
En la cuna de los siglos,
donde yace la memoria,
prolífica y silenciosa.
Primaveras en los labios,
y en los atrevidos brazos,
que brindan su fuerza hercúlea.
Otoño entre los regazos,
que las miserias acunan.
Invierno en los corazones,
ocultos entre la bruma.
Agrieta el duro verano,
las manos que lo cosechan.
Bailan colgados los trinos,
entre tejados y tejas.
Alegres son los sonidos,
que al viento visten de fiesta.
Ajenos a la codicia,
a la conciencia maltrecha.
Su canto la miel cosecha,
del corazón que se agrieta.
Guirnaldas de flores nuevas,
radiantes se desperezan,
llenando el aire de aromas.
frágiles en su grandeza,
orgullosamente erguidas,
sin temor y sin pereza.
Perfumes en el aliento,
de su generosa ofrenda.
La tarde se fue durmiendo,
perezosa y medio inquieta.
El sopor y la modorra,
se van apropiando de ella.
El aliento se condensa,
en la tenue duermevela.
Así los sueños se afanan,
para ocupar la pereza.
A.L.
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20/04/2019