“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” – Jeremías 29:11
Mi gran sueño en la vida fue convertirme en una eficiente abogada para poder asistir a tantas personas que están en prisión siendo inocentes. Pienso que cada uno de nosotros tenemos una misión en esta vida, así como cada profesión una finalidad o razón, en esos años en el lugar donde crecí no había universidades y opté por estudiar una carrera que le gustaba a mi padre, quien fue una persona altruista. Él deseaba que yo fuera enfermera. Sin embargo ya estando en la carrera y en las prácticas me di cuenta que eso no era para mí, no soportaba ver sufrir a las personas.
Después entré a la universidad a estudiar la carrera de mis sueños, obteniendo excelentes calificaciones. sin embargo me di cuenta que las materia de inglés y computación se me hacían de lo más tediosas por tanta teoría y nada de práctica, a pesar que desde niña había estudiado el inglés, así mismo programadora analista de las cuales nada aprendí por falta de interés, porque además no nos dejaban acercarnos a las computadoras.
Era muy inquieta y no me gustaba estar sentada tantas horas. En lugar de poner atención en la clase, me ponía a escribir cuentos infantiles y poemas que después compartía con mis compañeras a las cuales les rayaba sus libros con versos. Trunqué la carrera de leyes para dedicarme a escribir, sentía que era algo que me proporcionaba un gran gozo.
Ahora no me arrepiento, creo que hasta me alegro al ver cómo está la corrupción en mi País. Estoy casi segura que si hubiera terminado la carrera de leyes ya estuviera no sé cuántos metros bajo Tierra. Mi honorabilidad de persona no tiene precio aunque lamentablemente en mi País el mayor delito en estos tiempos es la honestidad, triste pero cierto.
Escribir no me reditúa económicamente más sin embargo me siento satisfecha con lo que hago, ya que no busco fama ni gloria, de ninguna manera. Vivo tranquila, no me sobra el dinero, me siento satisfecha con lo poco que tengo, no necesito de cosas materiales para ser feliz.
En esta etapa de mi vida he comprendido que cuando Dios dice NO, es No, a un deseo de nuestro corazón, a un proyecto, inclusive a una decisión ya tomada por nuestra cuenta. Dios es un Dios vigente y todo tiene en orden, sabe para qué, (no porqué) nos pasan las cosas.
Aunque muchas personas duden de su existencia (respeto sus creencias), yo sigo creyendo en un Dios, vivo y poderoso, gracias a Él, quien es mi representante literario sigo adelante en este maravilloso mundo de la literatura. De antemano les comunico que nos profeso ninguna religión ni mucho menos deseo convencer a nadie de su existencia. Tan grande y misericordioso es que nos dotó de libre albedrío.
“Porque el llanto viene de la emoción y la emoción viene de la carne. Y en la emoción y en la carne tú no puedes tomar decisiones que convengan con la voluntad de Dios”
Es imposible saber que prepara Dios, para nosotros pero debemos saber que sus planes no son los nuestros: sus designios son mucho más sublimes; soberanos. Desde niña sé qué mi alma y mi ser así como mi destino están en sus manos. Es por eso que mi existencia es tranquila a pesar de las circunstancias y vicisitudes, estoy segura que Él, tiene un futuro y una esperanza para cada uno de nosotros. Con todo eso aquí sigo transcribiendo mis sentimientos, aprendiendo de cada uno de mis compañeros en letras. Tratando de ser un mejor ser humano cada día con la ayuda de nuestro Creador.
Ma. Gloria Carreón Zapata.
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