Buscamos la redención
en procesiones y templos
detrás de hermosas estatuas
construidas por alfareros
cargadas con lealtad
por fanáticos conversos
que piensan sin lucidez
que construirán con sus rezos
el mundo lleno de paz
que soñara el galileo
que según dice la historia
murió por pecado nuestro
y fue clavado en la cruz
por sacerdotes perversos.
El Jesús que se venera
fracasó en su gran intento
de terminar la maldad
la ignorancia y los desprecios
que dominan la razón
por poder y por dinero,
y de largo contemplamos
como se consume el pueblo
elevando sus plegarias
al humilde carpintero
que no se sabe en verdad
si regresó de los muertos
porque el mundo está lo mismo:
¡Angustiado y padeciendo!
Si queremos imitar
la gesta del nazareno
renovemos las conciencias
con sublimes pensamientos
llenos de luz y piedad
de bondad y de consuelo
por aquellos que padecen
el calvario mas siniestro
de sufrir sin redención
de las guerras su tormento
o la bota que destruye
del hombre su gran anhelo
de vivir en libertad
sin cadenas y sin miedos.
Resurrección puede haber
cuando no haya limosneros
cuando exista la equidad
y todos tengamos techo,
cuando nadie discrimine
por ser pobre o por ser negro,
cuando miremos las calles
sin niños de hambre muriendo,
cuando demos acogida
al amor en nuestros pechos
y luchemos por mirar
del hombre su rostro nuevo
con el rayo portentoso
que nos ofrece universo.
Perdonen si yo les digo
que al cristo no lo miremos
en imágenes de bronce
de madera o bien de yeso;
debemos de contemplarlo
en el rostro de los viejos
que mueren en hospitales
sin tener medicamentos,
en la sangre que derraman
por justicia muchos pueblos,
en el llanto de las madres
que se mueren de desvelo
por ver crecer a sus hijos
alegres como jilgueros
que no les falta el alpiste
y trinan cánticos bellos
agradeciendo en el alma
a corazones enhiestos
que luchan por conquistar
el mundo que en sueños vemos.
Habrá entonces salvación
y brillaran por los cielos
trompetas que enunciarán
de la justicia el adviento
y miraremos salir
un sol luminoso y pleno
porque se habrán terminado
explotación y atropellos
pues surgirán por la tierra
los cristos de carne y hueso
que llenos de voluntad
harán temblar los cimientos
de las garras opresoras
causantes de tantos duelos.
Autor: Aníbal Rodíguez.