Rodrigo A. Alvarenga

Escondelero

Me ves,

te observo,

a escondidas

nos damos un beso.

Te quedas con hambre,

preferís escarmentarme,

no querés aceptar lo invitable.

Querida,

vos y yo,

ya somos un (solo) desastre.

 

Pero tranquila,

prometo cuidarte,

incluso

-cuando haga falta-

enamorarte. 

 

Boquita que deseo

cuando nos ven los demás,

manitas que tomaría

si no estuvieran los demás,

amor que no conocía

por las demás…

Terminemos con este juego;

nunca me ha gustado el “escondelero”.

Pero si hace falta,

seguime,

conozco un escondite

donde vos y yo,

podemos ser libres.