Me ves,
te observo,
a escondidas
nos damos un beso.
Te quedas con hambre,
preferís escarmentarme,
no querés aceptar lo invitable.
Querida,
vos y yo,
ya somos un (solo) desastre.
Pero tranquila,
prometo cuidarte,
incluso
-cuando haga falta-
enamorarte.
Boquita que deseo
cuando nos ven los demás,
manitas que tomaría
si no estuvieran los demás,
amor que no conocía
por las demás…
Terminemos con este juego;
nunca me ha gustado el “escondelero”.
Pero si hace falta,
seguime,
conozco un escondite
donde vos y yo,
podemos ser libres.