Soncafe

RUPTURA

Solo rincones con pequeños objetos olvidados

va quedando de nuestra despedida,

el corto adiós con el que te marchaste

ya no marchita sorpresas repentinas,

esas que te toman por asalto

con un grito extravagante y peculiar;

este don Juan en tinieblas,

solo conquista no más que soledades

carentes de palabras,

las cuales lentamente y sin notarlo

dejaron la manía de fenecer por ti.

 

Este adiós, que retumbó los altares

de las promesas maquilladas,

en las noches de aquel champagne francés,

dejó solo los precintos de las diferencias,

asesinando con su puñal de excusas

la verdad que el amor no pudo conquistar,

la que en cadencia lenta,

dejó de ser anáfora al hecho de aceptarnos

con nuestras diferencias de virtudes y errores,

mis caprichos de quedarme pensativo,

tu café que nunca fue gourmet,

pero era el aroma a canción de las mañanas

que no pudimos retener

en el calendario de nuestras semanas.

 

Nuestro sol se eclipsó en su cenit,

se ciñó una capa negra y se marchó

decidido a encontrar otro refugio;

tus pasos se perfumaron de orgullo permanente

y enfilaron su rumbo a otras realidades

un poco menos tristes.

 

El mar se volcó en un silencio de arena

para llorar a solas

y yo me quedé dormido

con las flores del vestido que tanto te quité;

el final llegó con los brazos abiertos,

te confieso que tributé un suspiro humedecido

y mis manos,

de momento se volvieron tras la nada

que quedó en el armario;

y esta cabaña en medio del bosque

donde el viento soplaba para nosotros,

la dejaré a los pájaros de la tarde

para que aniden los amores

que tu y yo echamos en la chimenea

calentando tan solo el egoísmo

que triunfa en los humanos.