De amor ya no se muere, me dices convencida.
Cupido es un espejo sin flechas ni sonrisas
un tipo ya obsoleto,
argumentas,
y te ríes de este hombre antiguo
que aún cree en la luz de las mañanas compartidas.
Tal vez fue que la vida te negó los temblores
que aprietan el estómago cuando una mano nos toca,
llenó de cicatrices el pequeño nido de tu corazón
donde se supone van guardados los suspiros y los sueños.
Por alguna oculta razón se te secó el amor:
una traición un beso mal dado un orgasmo no alcanzado
¿quién sabe?
Son tantas las excusas que no alcanzo a comprenderte.
Más yo te amaré sin reclamo ni exigencias
pasearé mis labios en las oquedades de tu soledad,
viajaré más allá de tu árida estrechez.
Pero ahora querida,
ahora te invito a cabalgar estrellas,
a subirnos a esta serpiente que nos llena de furia
y verás que el amor
es un copo de nieve sobre una bombilla de esperanza.