Entre días y noches; lunas, soles
Símbolos encarnados en tanta presencia
Más allá del juego válido de lo indefinido
Entre luces y oscuridades; somos
Movidos entre polos sagrados; terrenales
Más allá del juego válido de ocultarse
O moverse de tanto en tanto, en uno; otro
En la época del desenvestimiento cósmico
Abierto el código del rol ya no enigmático
Desplegadas ya las siglas de par en par
Desperdigadas como estrellas; perdiendo brillo
Cuando el motivo debería unir en uno; disolver
El género y no multiplicarlo en la infinitud individual
Es ahí donde las cosas dejan de significar
Y a la vez comprenderse mejor, ante la caída dual
Ante la reunión de lo mismo: cercana a la indiferencia
¿Cuando el motivo debería ser unir en uno?: No saber
Más allá del sueño distópico del control absoluto
Pretender dejar fuera la identificación del día o la noche
Sin referencia estelar, vaganbundear a través
De las épocas insomnes, bastardía general:
Germen de algún trágico mito, peligro en todo actuar
No se puede mover una sola pieza sin hacer
Temblar a todo el tablero de lo histórico: mítico
Imposible de conocer la experiencia del otro
En sí sino en mí volcada, a través
De la palabra artificial o la mirada en el gesto
¿Qué significado entonces hubo en las 12 casas?
Soles, lunas, sueños proféticos, dagas: adiós, adiós
Al mito ¿Qué otro conocimiento no fuera ya superado
En el juego postmoderno? No significa otra cosa que destruido