Hoy recordé que los milagros caben en un hilo
y que hay hilos llamados miradas
que pueden transmutar al grado de memoria perpetua; mediante una intersección de labios.
También recordé que el fuego se abre paso
que cuando un par de chispas logra entrelazarse
se posibilita aletargar al tic tac del reloj
y extinguir la gravedad del escenario.
Si el piso nos reclama y busca devorarnos
la suave brisa de este cruce de miradas
sabrá ser antídoto contra sus fauces.
Incinerar jurisdicciones ya está a nuestro alcance
ve como se evapora nuestro alrededor
cuando empalmamos los deseos
en este fulgor insospechado.