LA CARTA
Cuando las palabras sean más tuyas y mías, y de todos
-Porque las palabras cuentan-
Escribiré una carta de palabras nuestras
en cada rincón del cielo, en un pedacito de luna,
sobre el sedoso fango de los días negros, en la brisa que nos llega tarde,
en la arena que sufrió puñales, en la caracola que olvidó su historia,
en el caballo que perdió sus alas, en el agua que no fluye clara,
en esta la lluvia cada vez más ácida.
Escribiré una carta porque sí y escribiré una carta por qué no...
en el dorso de tu cansada espalda, en lo profundo de tus ojos claros,
en el callado buque de tus manos, en el espigado arado de tus piernas;
en el revés de éste, nuestro corazón de amagos,
en el sedoso bosque de tu lengua,
en el bostezo que anaranjó tu boca y en los hondos pliegues de tu piel más negra.
Cuando las palabras sean más tuyas y mías, y de todos.
-Porque las palabras cuentan-
Escribiré una carta, así la llamen de palabras necias,
sobre el hastío y el desaliño de las puertas,
para el terco entramado de las tuercas,
en el vaivén de todas estas horas muertas, para el niño que olvidó la escuela,
a la madre que le piden fiesta después de usar su larga bata negra,
a los viejos gallos que no dan pelea;
al siempre rico de la solapa puesta y a su hijo que nada lo espolea,
al niño pobre que se llevó la guerra, y a sus flores mustias del que nunca llega.
Cuando las palabras sean más tuyas y mías, y de todos.
-Y como ya sabemos que las palabras cuentan-
Escribiré una carta con palabras nuestras
con el pan cansado de la ahuecada mesa,
para el rubor extinto de una alumbrada espera:
en tus pasos lentos y tu sombra nueva,
para el yo te amo y a tus infinitas quejas,
a la interminable vela y a su inhumana esperma.
Cuando las palabras sean más tuyas y mías, y de todos
-Porque las palabras cuentan-
Escribiré una carta de palabras nuestras.
Escribiré una carta porque sí.
Escribiré una carta por qué no...
con los mismos recovecos de un poema.
Racsonando ando