Luis Pizarro M.

COMPLICIDAD

Solo hacía falta
poner mis manos
sobre sus manos
y entender que el amor
se adentraba
en nuestros cuerpos.
No éramos nada
y a la vez éramos más
que una sencilla amistad.
Sin protocolos.
Y sin previo aviso.
Nos besábamos hasta el alba
y las palabras
no hacían falta más.