alupego (Ángel L. Pérez)

SE DOBLA, PERO NO PARTE

SE DOBLA, PERO NO PARTE

En la sangre de la tierra,
sus glóbulos van bañando,
empapando las arterias,
impregnando con su canto,
en su camino sin tregua,
los ríos y los arroyos.
Líquido vital de vida,
que da vida sin descanso.

Ya se sumergen las manos,
fibrosas como sarmientos,
entre los terrones áridos.
Los dedos haciendo hueco,
con los apretados labios,
por el calor cuarteados.
La perlada frente tensa,
como cuerda de piano.
Febriles ojos penetran,
hasta el fondo del agravio.

Dobla el viento la cerviz,
en su afán apasionado,
de rendir al infeliz.
Empuja su fuerte mano,
en su existencia sin fin.
Doblegando en cada embate,
sometiendo en cada lid,
al humilde y al villano.
Ante el más frágil desliz,
en que se pierde el humano.

En remolinos arroya,
las arenas del camino.
El polvo de las ideas,
giran como un torbellino.
Como aspas de un molino,
que al socaire se desplazan,
a tenor de lo vivido.
Cangilones de una noria,
de sensaciones henchidos.

Marchitas se van quedando,
como hojarascas sin brillo.
Verdes vetas se reflejan,
en su pardo contenido.
Reflejos de un bello ensueño,
en el recuerdo adheridos.
Se desvanecen los tonos,
se diluyen los sentidos.
En la eterna duermevela,
donde se queda el olvido.

Amores que van y vienen,
exuberantes y vivos.
Girando cual carruseles,
de hermosos lomos equinos.
Amores que se disfrazan,
para entrar en los caminos,
que recorren las entrañas,
devorarlos y sentirlos.
Hundir las manos fibrosas,
hasta perder el sentido.

Dobla el labriego su torso,
como un junco, sin partirlo,
fundiéndose con la tierra,
presta siempre a recibirlo.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
24/04/2019