FUERTES alas de incertidumbre
pernoctan en los cerebros simples;
redacta el aprendiz de mago el rezo
que pide PAZ para siempre, “el mundo”
se ahorca a golpes de dolor,
de indiferencia retenida en los cuerpos
de los necios. Ojo por ojo. Misericordia
ausente, fuego que ya no es calidez,
adultez adulterada por lo billetes…
Aros de mirra y alas, consejo de sabios
y Europa semeja un desperdicio inusitado.
Caen las divinidades porque ya no son
oro celestial; observa tu interior –si puedes-
y no verás tanta luz como ayer.