Es el instante el que notas que todo se termina, cuando comienzas a saborear incluso la amargura, a deleitarte con el ruido molesto de fondo, a apreciar la rosa posando tus manos hasta en las espinas, a contemplar y a alabar los aspectos oscuros o pequeños del paisaje y entonces te preguntas ¿Por qué no lo había hecho antes? ¿Por qué no fui capaz? ¿Por qué tuve que esperar hasta saber que nunca podría hacerlo más?