Ella podría tomar el control sobre mí y
hacerme caer cuando quiera a sus pies,
ella podría tomarme a altas horas de la madrugada
como si fuera un simple café
y yo me sentiría satisfecho por embarrárme en su boca,
mezclar mi existencia con su saliva
y sentir como su lengua se pone tibia.
Ella podría ser la última mujer del mundo
y seguiría siendo invisible para la mayoría,
pero yo con sólo mirarla me quedo mudo
y me abruma pensar que cuando acabe el día
ella jamás será mía.
Ella podría hacerme llorar de alegría,
podría hacerme perder la cabeza,
ella podría romperme el corazón
y yo se lo agradecería
por alguna extraña razón.