Ella y él...
Ella dejó escapar ese amor hermoso,
causante de sus desvelos y depresión,
él había llenado su vida de amor y de pasión
en muchos abrazos de fuego en sus despedidas
de besos todas las noches que se veían.
ocupaba su tiempo llenando vacíos con angustia
y dolor, vivía la soledad de otro amor fallecido.
Ella lloraba sin consuelo. Hasta qué su abrazo la consoló.
Él era especial, era único, sensible, admirable,
perceptible, motivador de energía para ella.
Un abrazo de él, la impulsaba a seguir adelante,
y a vivir, Un beso del era vida para ella si se sentía triste.
En su duelo busco tantas veces morir de dolor.
Ella creyó qué nunca volvería amar a alguien mas.
Había fallecido su amor. Hasta la noche aquella de su
encuentro con él, ella volvió a sonreír y a ser feliz.
Fue un encuentro de dos almas que estaban
destinadas a amarse y a entregarse la vida.
Solo bastón verse a los ojos para saber que era
uno para el otro, quiso el destino unirlos.
Eran felices estando juntos se identificaban
en gustos, ambos se contaron secretos íntimos,
compartirlos los unió más y los comprometió más.
Ella se enamoró sin querer, no estaba escrito
que lo amara así, con tanta fuerza, sentía que se
le estallaba el corazón en sus noches de pasión.
No le importaba desfallecer en sus brazos estando con él.
Decía que sus besos la trastornaban y sus abrazos,
¡Ah su abrazo! Era su perdición, moría por estar enredada
en su pecho sentir los latidos de su corazón junto al de ella.
Él era fiel muchas veces, le gustaba andar de conquista
le gustaban las mujeres, era muy mujeriego, era su defecto
las dejaba pronto y cuando ya no las tenías la buscaba,
y se volvía un llorón y un rogón de amores, era su orgullo
herido, no quería perder, ella tan enamorada estaba
qué poco le importaba qué el fuera infiel le perdonaba.
Ella lo amaba porque lo amaba demasiado y lo esperaba.
Quería tenerlo y verse en sus ojos como en un espejo,
verse en él era morir y volver a vivir, como el cielo y la tierra.
Ella enloqueció por sus ojos le gustaba que la viera desnuda.
Pasaban muchas cosas en su relación por momentos
se tenían y sus peleas, se dejaban de ver y se buscaban
era cómo un amor enfermizo de los dos, se buscaban
se necesitaban era lo que se dice un amor tormentoso.
De él se puede decir que era de mirada triste y cabizbajo,
para ella ese amor era su vida, su pasión, lo amaba
sin condición no pedía nada, solo anhelaba su abrazo,
sus ojos, su boca, era vivir o morir, por él. Hasta qué
una noche le avisaron a él, qué ella había muerto y tenía
una fotografía del en sus manos. Él enloqueció y dejó todo,
Se le ve por la calle, con barba, sucio, andrajoso y maloliente.
Alicia Pérez Hernández... México
No es la pluma la que escribe, es el alma
Todos los derechos reservados©