alicia perez hernandez

Ella y él...

Ella y él...

 

Ella dejó escapar ese amor hermoso,

causante de sus desvelos y depresión,

él había llenado su vida de amor y de pasión

en muchos abrazos de fuego en sus despedidas

de besos todas las noches que se veían.

ocupaba su tiempo llenando vacíos con angustia

y dolor, vivía la soledad de otro amor fallecido.

Ella lloraba sin consuelo. Hasta qué su abrazo la consoló.

 

Él era especial, era único, sensible, admirable,

perceptible, motivador de energía para ella.

Un abrazo de él, la impulsaba a seguir adelante,

y a vivir, Un beso del era vida para ella si se sentía triste.

En su duelo busco tantas veces morir de dolor.

Ella  creyó qué nunca volvería amar a alguien mas.

Había fallecido su amor. Hasta la noche aquella de su

encuentro con él, ella volvió a sonreír y a ser feliz.

 

Fue un encuentro de dos almas que estaban

destinadas a amarse y a entregarse la vida.

Solo bastón verse a los ojos para saber que era  

uno para el otro, quiso el destino unirlos.

Eran felices estando juntos se identificaban

en gustos, ambos se contaron secretos íntimos,

compartirlos los unió más y los comprometió más.

 

Ella se enamoró sin querer, no estaba escrito

que lo amara así, con tanta fuerza, sentía que se

le estallaba el corazón en sus noches de pasión.

No le importaba desfallecer en sus brazos estando con él.

Decía que sus besos la trastornaban y sus abrazos,

¡Ah su abrazo! Era su perdición, moría por estar enredada

en su pecho sentir los latidos de su corazón junto al de ella.

 

Él era fiel muchas veces, le gustaba andar de conquista

le gustaban las mujeres, era muy mujeriego, era su defecto 

las dejaba pronto y cuando ya no las tenías la buscaba,

y se volvía un llorón y un rogón de amores, era su orgullo

herido, no quería perder, ella tan enamorada estaba

qué poco le importaba qué el fuera infiel le perdonaba.

Ella lo amaba porque lo amaba demasiado y lo esperaba.

 

Quería tenerlo y verse en sus ojos como en un espejo,

verse en él era morir y volver a vivir, como el cielo y la tierra.

Ella enloqueció por sus ojos le gustaba que la viera desnuda.

Pasaban muchas cosas en su relación por momentos

se tenían y sus peleas, se dejaban de ver y se buscaban

era cómo un amor enfermizo de los dos, se buscaban

se necesitaban era lo que se dice un amor tormentoso.

 

De él se puede decir que era de mirada triste y cabizbajo,

para ella ese amor era su vida, su pasión, lo amaba

sin condición no pedía nada, solo anhelaba su abrazo,

sus ojos, su boca, era vivir o morir, por él. Hasta qué

una noche le avisaron a él, qué ella había muerto y tenía

una fotografía del en sus manos. Él enloqueció y dejó todo,

Se le ve por la calle, con barba, sucio, andrajoso y maloliente.

 

 

Alicia Pérez Hernández... México

No es la pluma la que escribe, es el alma

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