Perdona si alguna vez he esquivado tus ojos, si en cualquier esquina de la vieja avenida me buscaste con anhelo y esquivé tu mirada.
Perdona si alguna vez rozaste mi mano con ternura, al volver en tren a casa y no supe entender que te hacía falta.
Perdona si alguna vez al besar el Sol a la Luna, gritaste mi nombre al viento y el eco de tu voz no llegó jamás a mí.
Perdona si alguna vez me abrazaste con tu aroma dulce al tirar una moneda en la fuente y no sentí tu perfume embriagador.
Perdona si alguna vez tuve miedo de amarte y perder.
Mi alma redimida y ajada, vaga en el tiempo ahora.
Añora la vieja avenida,
esa caricia furtiva,
mi nombre en tu boca sin nombre,
mi deseo inerte en la fuente.
Perdona, hoy sólo te necesité