Contigo el mundo es azul
y no se me ocurriría una forma mejor
de definirlo.
Abriendo las ventanas de mañanas eternas
en que tus pestañas son rayos de Sol,
afuera se ve la Antártida
y respiro nuestro aliento entre los dos
entre sábanas que nos enredan,
como dunas que nos desatan.
Te inmovilizo con ojos de serpiente
y te beso tan despacio
como si mis dientes quisieran
tatuarte mi fuego sobre la piel
por si esto acaba.
Subiendo y bajando por tu sudor
sabes que no puedo contener más
la respiración
como si estuviéramos
en una carrera de fondo.
Me coges fuerte y tu mirada
dice tanto.
Y el final siempre empieza
como si el hielo
se hubiera deshecho sobre ti
y yo fuera nieve.
Como si el mar nos hubiera traído a la orilla
y yo fuera la sirena
y tú el náufrago.