Regálame una noche de ensueño, que las hadas nos presten sus alas.
Regálame una noche perfecta. Una noche de estrellas y Luna; de Luciérnagas que enciendan mis ojos, acostumbrados ya a la penumbra.
Regálame un jardín de caricias, que mi cama se llene de flores.
Recítame poesía bajito, que sienta alguna mía y nuestros latidos sean música en mis oídos.
Regálame una noche en tu cielo, que tu calor derrita mi infierno.
Regálame una historia nuestra, aunque la mañana la desvanezca.
Regálame una noche sin tiempo, antes que el reloj la quiebre en segundos y la cama marchite sus flores.
Regálame tan solo una noche, que las hadas mueren sin alas.