Niña alba, te quiero,
y tú no comprendes el olor de los pinos,
la habitual melancolía de la nieve
donde se mueven las semanas.
Quizá pienses que esto es natural, porque sí.
Es cierto, pero quizá no sepas
que el aroma en los pinos y la melancolía
en la nieve
es porque ellos aman y sienten,
así como siento por ti.
Y se que es natural: los pinos odoríferos, la nieve.
Y aunque ellos no lo sepan, ni nosotros sepamos
el porqué yo te quiero,
comprendemos que es natural
desear un trozo de cielo.
Es hora de seguir en la pista infinita
completamente rodeado de colores de fuego;
tersa criatura blanca esta honda tormenta
amenaza con destruir lo que sembró el verano.
Se opaca la luna en el lago tranquilo,
que ya no existirá en mi sonrisa próxima;
comprende que la furiosa ansia marina
ha bordado su lecho con corales y algas,
y que es natural:
que los amores pasen,
que los peces se muerdan,
y que yo mujer te quiera
en mi otro universo.