En momentos el amor se vuelve vano, no tiene sentido sufrir por los rasgos del mismo.
Solo los trozos de un corazón aún sangrante que e de recoger en tu partida, esa que estremece mis sentidos de placer, al recordar aquella noche de lujuria en que la pasión desenfrenada rompia todo lapso con el mundo y creabamos el nuestro.
Mundo, en el que solo dos estaban, solo dos entendian.
Al tocar un algo, no solo es figura, tambien es paisaje, ¡un algo real!.
Darnos cuenta que entramos en un infierno lleno de retos, lleno de agonía, de sed, en el que aun hoy, no saciamos nuestro deseo de sentir.
Con pasos cortos, nos hémos acercado rasgando obstáculos que pudiera interrumpir nuestra forma de amar y ser amados.
Pero, el saber que hoy pienso en un adiós ocasional, destroza ese mundo nuestro y quedo ahora en uno conocido por muchos, pero recorrido por pocos, en donde la ciudad es como ropa que no me pertenece y no te encuentro, y no te siento, y no te tengo.
Qué difícil se me a vuelto decirte adiós ¡Oh amor! que agonia sentir voces diciendo adiós, y no poder alcanzar lo autores propios de aquélla melodía que maltrata el alma.
El sólo saber de tu partida, desgasta el pensar y llena de tristeza la razón, que con una esperanza, sin aún verte partir
tu llegada...