Luis Rayo

Por tus labios permitiste...

 

 Por tus labios permitiste…

que mi alma penetrara

como luz en descenso

en tu bello amanecer.

 

Entre estrellas y centellas

relampagueaba la inmensidad

de tus ojos de cristal,

y estabas en el firmamento

muy cerca de la intensidad.

 

Labios que se abren y se cierran

en el umbral del infinito amor.

Besos que se dan en el vórtice del cielo.

Caricias desesperantes que se multiplican.

Susurros que se apagan entre sollozos y alegría.

Besos que se besan.

Alma que recorre la vida en un instante,

que muere y nace en segundos.

Y en el correr de las horas, los dos

siguen siendo el mismo universo,

que no tiene principio ni fin.