Alexandra L

El Hombre

 

Hay que dejar al hombre que viva su experiencia,
porque sabe, en verdad no le vale la ajena;
por más que vea ardiendo las barbas del vecino
sin atender alertas seguirá su camino.

Se repite al cansancio la doctrina insidiosa,
que ofrece al desvalido bastos campos de rosas,
salud, educación, igualdad, un montón,
Y al pasar de la fiebre, ponga hielo al chichón.

En verdad es sabido que se ofrece Oro y Moro,
Y al final con estruendo despertar es el modo
pues siempre seguirán las aguas del poder
subiendo hasta el pescuezo para el que abajo este.

La táctica no falla ofrece y ofrecer
Y después de obtenido…Nos veremos después
a derecha o izquierda, hacia norte o el sur
la amnesia del poder dura y pesada cruz.

Porque no importa donde, mucho menos quien es,
capcioso es el discurso, acechante y astuto
opio para los mas, histeria artificiosa
cautelosa maldad en dosis engañosas.

Y estaremos de nuevo a un tiempo prudencial
de volver a elegir, intentando soñar
tragándose la pócima de grandes oradores
entregando el futuro a falsificadores.

Eso si en el camino no asoma el Dictador
perpetuando su imagen para la adoración
Y se convierte en Santo; el mismísimo Dios
pisoteando derechos, suplantando el amor.