YO CLAUDIO

LA BURLA.

Pobre es el niño

que marcha solo por el camino,

con su chaqueta rota va hacia 

la escuela de campo pensando

en un futuro o en su esperado 

destino.

Sus zapatos rotos y sus pantalones

descosidos, las burlas de sus compañeros

y de otros niños que le miran con ojos 

abusivos.

Una niña rica de ojos azules y un 

buen vestir, se le acerca le abraza 

le seca sus lágrimas y le habla de Dios,

el dulce niño la mira con recelo

y luego comienza a reír.

No llores mi dulce amigo, 

por las burlas e ipocresía de los compañeros,

que yo seré tu fiel compañera en tus estudios 

y mañana serás un tremendo y gran 

ingeniero.

Pasaron los años y el niño creció

fueron tanto sus estudios que de las burlas 

se olvido, sigue siendo humilde y un gran caballero,

olvidándoce de su amiga y de ser un ingeniero.

La dulce niña que en aquel entonces le abrazo

y que en sus brazos le otorgo el consuelo

que con sus manos sus lágrimas le seco

y que hoy le mira con un respeto

porque hoy no es ingeniero sino el cura de su pueblo.

Los muchachos que tanto se burlaron de el,

en la escuela.

Le miran y le saludan con respeto y humildad

le piden la bendita bendición al salir de la iglesia 

y en sus corazónes reine la paz,

el cura que les conoce los mira con alegría 

y gran felicidad.

Pero cuando supieron quien era el cura 

a quien le rendían honores, lloraron

y arrepentidos fueron a pedirle que les perdonara

el buen cura les abrazo ante Dios y les otorgo el perdón,

de penitencia, pintar la iglesia con bellos colores.