Mujer, hecha de arena y de misterios,
que caminas al cielo y destrozas el silencio.
Que haces temblar la vela
que mis manos levantaron al viento.
Y devuelves a manera de olvido y agua
en una solitaria playa de sal,
Un instante de amor que le robé a la luna
cuando en tus ojos se proyectaba un beso.
Destructora de noches, amor, hondo gemido,
en ti se esclavizaron los sueños y deseos,
De ti fueron huyendo lentamente:
los naufragios, el vino, la noche tentadora.
De tu mano fui abriendo las ventanas del cielo.
como en la arena inmensa fui escribiendo tu nombre.
Hecha de un día escondido, de palabras,
mi trémula mirada ansía esculpir tus labios.
Y ansía, como se ansía el aire,
descubrir tu belleza sin pensar en morir.
Mujer, deseo herido, voz de azul melancolía,
en ti la vida puso sus mejores colores,
Sus mejores figuras las espació en tu cuerpo,
las ató en tu belleza como el mar al abismo.
Todo en ti lo celeste,
halló su forma exacta, su otro yo escondido.
En ti todo se esconde, como la selva húmeda,
como un grito salvaje, todo en ti fue deseo.
Mujer hecha de viento, de primavera frágil,
en ti se ancla mi vida, mi único día azul.
En ti suenan mis notas que florecen,
y a ti voy caminando sin poderte olvidar.
Y aunque voy caminando a la muerte fecunda,
mujer, ansia constante, subterfugio de mar.
En ti todo se esconde, todo cambia de ser.
En ti toda mi vida tiene su más allá.
Diciembre. 2 de 1993