Un vibrante crepúsculo me indica
que se acercan las horas del reposo,
cuando el cielo se pone tan hermoso
y la luna tus sueños fortifica.
El celaje las playas amplifica
dando brillo a su mar tan ostentoso,
y se mira el estuario luminoso
cuando el río sus aguas purifica.
El carmín que refleja el horizonte
son quimeras que fueron destrozadas;
y columpian su pena al pie del monte,
porque esperan, de llantos anegadas,
de que un día destino las tramonte
a la cima de luces argentadas.
Autor: Aníbal Rodríguez.