Sus ojos son un cálido lugar del que muy difícilmente uno puede irse y sus besos son la dosis más potente de una extraña droga que te vuelve adicto desde el primer instante.
Cada caricia, cada roce piel con piel, su cuello, sus brazos, su espalda, cada milímetro de su cuerpo te hacen la persona más adepta a su ser.
Pero lo más peligroso y lo más embriagante es su mirada, también sus palabras, la sola forma de su existir, que hacen que te pierdas cual náufrago en el mar.
Qué hacer cuando eres adicto a algo intangible? Qué hacer cuando tu adicción es la existencia de alguien más? En ese caso no hay otra salida que entregarse por completo, no hay escapatoria cuando has sido atrapado por un alma pura y diferente.
El psicoactivo más poderoso es el amor a la esencia de quien convierte nuestras tinieblas en luz.
Lina Maria