Comienza la mañana, y yo con ella, a dibujar tu nombre en mi cuaderno; plagiando tu imagen de mi mente sin omitir ninguno de los detalles que te hacen lucir tan radiante y convincente.
Va calentando el sol, en cada instante, y en mi frente, el sudor, se hace abundante; sintiendo ese calor tan sofocante que me llega del alma: donde te encuentras tú Ilusionante.
El viento te divisa, en mi cuaderno, cuan si fuera un halcón en las alturas, desciende apresurado a contemplarte y observa tu belleza exuberante. Al momento, se marcha entusiasmado…lanzándote un silbido prolongado luego de sonreír.
No extraño tu mirar dulce y sereno, tampoco tus abrazos de pasión, ni los besos de fuego que me dabas, sin importar momento u ocasión, siempre estás conmigo; porque vives en mi alma para siempre.
PABEDIZ…