Quiero encontrar el mapa de tu cuerpo,
y recorrer con mis dedos
una a una las fronteras de tu piel extendida,
hasta volverme el trotamundo incansable de tu ser,
de tus moléculas dormidas
y tu ombligo en acecho,
donde naufraguen los días sin su prisa aparente.
Déjame caminar la longitud de tu espacio
para explorar tu pecho y sus colinas,
hasta convertirlas en el descubridero ansioso
de tu geografía humana.
Quiero posar mis huellas en ti
y navegar absorbido por lo bello;
demarcar con besos tímidos la extensión de tus senos,
y recoger en tu vientre la ablación de tus ríos,
que descienden fertilizando anhelos
que coronan tus sueños,
haciéndote temblar de deseos dormidos,
que hoy mueren olvidados en tu almohada.
Caminando tu cuerpo extenderé mis noches,
llenaré las lunas vacías
para que te iluminen siempre,
y seré amante en tus sueños y pirata en tus mares.
Anclaré en tu piel mojada mi deseo más grande,
mis palabras de siempre,
sembrando de caricias cada poro desnudo,
cada margen sensible que enciende con vehemencia
y sacude tus formas, tu anatomía ardiente,
en tu boca besada,
en las uvas mordidas por las ganas,
en la sangre caliente de los agitados miembros,
de nuestros dedos entrelazados
y de tus labios
que se elevan con pasión a otro universo.
Mujer, eslabón de ansias,
déjame encontrar el mapa de tu cuerpo,
para que mis labios describan tu cintura,
bordeen tu silueta,
descendiendo sobre ti,
con una cascada de besos que enciendan,
cada rincón dormido de tu piel,
como un pasaje sin fin a la ternura.
Caracas enero 08 de 2009