Como un vaso vacío
en la vida sin vísperas
mis palabras aún ciegas
no separan la luz del fuego
ningún brote que masticar
nadie recibe bautizo
en las aguas deshabitadas
donde gime la musa
de los olvidados
dolor inmaculado
cáscara del ángel caído
que decanta sonrisas a la periferia
esferas heridas
en los cielos insurgentes
donde la llama escrita
me refleja de forma implacable
asomarse al oleaje
es una navajada
en el alma que se alza
como un simple revuelo tenebroso
de la sien suicida
moneda de la fortuna
que cae de bruces sobre la luz
la aflicción es un puñado de sombra
que el sol estrella contra el suelo
de arena es el el tacto del silencio
atávica carne heredada
sin ti la nervadura del mutismo
deja de ser favorable
cada mueca una llaga
cadencia encadenada
hacia la mudez especular