Santiago Miranda

El peligro y el milagro de la palabra es la evocaciĆ³n de las cosas

 

En algún más allá que perdura en el espacio
Que no es sino proyección intencional de lo interno
Se escucha se siente se experimenta vivo (ahí es donde se vive
o se muere) Muy adentro en lo vulnerable, a través
De las palabras dentro de la palabra en el sentido
O precisamente fuera, luego, existe gracias a la palabra

El cotidiano acto de invocación suprema:
Llamamos al fuego y el fuego nos rodea sin quemarnos
Llamamos al agua y entre nosotros un fluir distante pasa a través
Llamamos a la tierra y nos recordamos frutos terrestres
Llamamos a la luz a la que fuimos arrojados y nos atraviesa /lo visible/
Llamamos a la muerte, nos callamos y de pronto ya es noche

En donde
El peligro y el milagro
De errar entre el deslizar
De sensaciones incomunicables
De hablar sin saber el peso total
De lo invocado o de creer que lo dicho, fue
Pensado, por uno y no otro, no un mensaje personal
Sino el mismo mundo o algo más expulsado
A través de uno
El donde

La posibilidad constante
De sentirse otro en uno
Y uno en otro: amar, amor
Tanto como la daga que hiera
Frágiles estructuras de personalidad
Y a la vez abra, el mismo camino de su cura

Llamamos al otro y de alguna forma otro viene a ti
Llamamos al ente o lo irracional y suceden cosas que no podríamos advertir
Llamamos al llamar, la metacanción de nuestro canto
Invocando la posibilidad de invocar, morimos tanto
Como vivimos en la palabra, única posibilidad de dentro-y-fuera