El viento viste esclavizado las podridas
telas de las urbes.
El agua corre maniatada con subterráneas
sogas malolientes.
La tierra sufre silenciosa bajo su máscara
de chapopote y excremento.
El fuego hiere amenazado por la chispa
descuidada de la indiferencia.
El viento viste, el agua corre,
la tierra sufre y el fuego hiere.