Te ofrezco un amor tangible,
uno que me hace terco y resistente,
uno que se esfuerza por tumbar murallas,
corazas y escudos.
Te ofrezco un amor verdadero,
uno que siempre me invita a preocuparme por ti,
uno que me lanza a la calle a tu encuentro,
uno que se angustia cuando te cree en problemas,
uno que quiere ayudarte siempre.
Te ofrezco un amor esencial,
que vela por los hijos y el hogar,
que cuida las fiebres,
que hace sopitas,
que hace el mercado,
que ayuda en la casa.
Te ofrezco un amor intelectual,
ese, que te escucha mientras lees mitología,
que se imagina a los dioses del Olimpo,
que disfruta de tu verbo,
y la pasión que le imprimes.
Te ofrezco un amor tierno,
Del que te escribe poesías,
cartas de amor a puño y letra,
expresiones del alma en la tinta,
Que ve películas de cine clásico,
o te nombre las constelaciones en un cielo nocturno despejado.
Te ofrezco un amor de literatura,
que hable de Quiroga y su gallina degollada,
Del Quijote de Cervantes
o del Hamlet de Shakeaspeare,
Que hable de La Ilíada de Homero
o poetas que nunca mueren.
Te ofrezco mi hombría, mi fuerza, mi presencia firme,
pero también mi nobleza y mis lágrimas.
Te ofrezco, un camino largo por recorrer tomados de la mano,
hombro a hombro, codo a codo, uno, al lado del otro.
Uno que te apoye en tus proyectos,
que brinde un impulso,
que te inspire y te llene.
Solo te pido a cambio,
tu presencia incondicional,
que me impulse y acompañe,
quiero a esa mujer que forma zaperocos y que exige,
la que esté en las buenas y en las malas,
en la enfermedad y en la salud,
en la tristeza y la alegría.
en la riqueza y en la pobreza.
Quiero la presencia de la amiga,
la que escucha y aconseja,
la que apoya y consiente,
La que ama como madre,
la que cuida y protege,
la que aconseja y defiende.
Te pido que seas la mujer imperfecta,
la que es humana,
la que sabe que puede equivocarse,
la que me deje ser su igual,
la que quiera mi compañía,
la que me permita ayudarle
y que sepa que cuenta conmigo.