Llegas a mí de improviso
a tocarme el alma.
Llegas a mí como el roció,
como el canto de los pájaros
al despuntar el alba.
Llegas a tocar mis labios,
a cerrar mi boca,
a ofrecer tu savia.
Llegas blanca y húmeda,
sin olvido, calida.
Llegas con tu manto de besos
a encender mi pecho
y despertar mis ansias.
Llegas a mí desnuda de luna
como el agua en calma.
Como una ola serena
a mis orillas cansadas.
Llegas a mí de improviso
con tus manos claras
cada mañana.
Llegas a mí...
pero solo en sueños.