Soy libre…
Si tengo ganas de bailar al sonido del tráfico mientras espero el autobús, lo hago.
Si tengo ganas de reírme a carcajadas, al recordar algo que me ha hecho feliz, también lo hago.
Si tengo ganas de cantar, cantaré
Soy libre…
Si tengo ganas de decir te quiero, lo digo.
Si tengo ganas de dar un abrazo a un desconocido, también lo hago.
Sigo libre…
Si tengo ganas de llorar, lloraré.
Y si tengo ganas de dar gloria a Dios, lo haré porque soy libre.
Nadie tendrá el poder de aprisionarme, si vivo en las dimensiones legisladas por proverbios.